Un plato sencillo, que nos recuerda a una tortilla de calabacines con menos aceite, muy cuajada y más sabrosa.
INGREDIENTES (3 personas)
- Un calabacín.
- Dos huevos.
- Un brick (200ml) de leche evaporada.
- 100g de queso Parmesano.
- Dos dientes de ajo.
- Nuez moscada rallada.
- Aceite de oliva Virgen Extra.
- Sal y Pimienta (Blanca y Negra)
ELABORACIÓN
- Lavamos los calabacines y los cortamos en rodajas (de 3 mm).
- Pelamos los ajos, los partimos por la mitad y les quitamos el embrión.
- Calentamos aceite en una sartén y, a fuego muy lento, freímos los ajos.
- Cuando comiencen a dorarse, colocamos en la sartén las rodajas de calabacín. Cuando empiecen a transparentar, les damos la vuelta.
- Según vayan haciéndose, los pasamos a un plato con papel de cocina para que eliminen el aceite absorbido. Salpimentamos con sal y pimienta negra.
- En un recipiente, batimos los huevos. Añadimos la leche evaporada y rallamos la mitad del queso. Salpimentamos con sal y pimienta blanca y añadimos una punta de nuez moscada. Mezclamos todo bien.
- En una fuente de horno, colocamos una base de rodajas de calabacín frito, cubrimos con queso rallado y la mezcla de huevo, leche y queso.
- Ponemos una segunda capa de calabacín y repetimos lo dicho en el punto anterior.
- Acabamos con una capa de queso rallado.
- Horneamos durante 20 minutos (los últimos 10 con gratinador) a 180º C.
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